La relación costo beneficio toma los ingresos y egresos
presentes netos del estado de resultado, para determinar cuáles son los
beneficios por cada peso que se sacrifica en el proyecto.
Cuando se menciona los ingresos netos, se hace referencia a
los ingresos que efectivamente se recibirán en los años proyectados. Al mencionar los egresos presente netos se
toman aquellas partidas que efectivamente generarán salidas de efectivo durante
los diferentes periodos, horizonte del proyecto. Como se puede apreciar el estado de flujo
neto de efectivo es la herramienta que suministra los datos necesarios para el
cálculo de este indicador.
La relación beneficio / costo es un indicador que mide el
grado de desarrollo y bienestar que un proyecto puede generar a una comunidad.
En nuestro país es normal que a los empleados se les haga
trabajar horas extras, de noche, domingos y festivos y no se les pague. Es
bastante común que se despida a un trabajador sin justa causa y no se le pague
la respectiva indemnización. Es común que le maltrate o acose, que se le obliga
a renunciar o aceptar condiciones cada vez más desmejoradas y un largo etcétera
que preocupa.
Desafortunadamente la mayoría de los trabajadores ni
siquiera intentan hacer valer sus derechos, tal vez por el temor a quedar sin
trabajo, trabajo que hoy es supremamente difícil conseguir. O tal vez se
desanima ante un sistema judicial que muy poca soluciones brindan a los
trabajadores. Un proceso laboral es largo y costoso, y en muchos casos
infructuoso si el caso es contra una empresa grande que tiene dinero e
influencias. Muchas veces la inoperancia absoluta del ministerio de la
protección social es suficiente para que un trabajador desista de cualquier
querella contra su empleador. Todo esto ha llevado que muchos empleados vean
sus “derechos” laborales como un imposible.
Y parece ser que muchos empleadores se han dado cuenta de
ello. La probabilidad de que un trabajador demande judicialmente a su empleador
es muy baja. Y sí lo demanda, la probabilidad de tener éxito no es muy
alentadora, aún en casos en que las pruebas y los hechos hablan por sí
solos. Con un panorama así, el riesgo es
mínimo frente a los beneficios económicos de incumplir la legislación laboral.
La gran mayoría de los trabajadores colombianos apenas
devengan un salario mínimo, lo que hace improbable que alguien tenga el ánimo
de luchar por tan poco y con tan poca posibilidad de éxito. Hay que tener en
cuenta que con un salario mínimo, a muchas personas no les sobra ni para pagar
un taxi para buscar un abogado, mucho menos para contratarlo o para perder
tiempo reuniendo papeles y pruebas.
En nuestro país es normal que a los empleados se les haga
trabajar horas extras, de noche, domingos y festivos y no se les pague. Es
bastante común que se despida a un trabajador sin justa causa y no se le pague
la respectiva indemnización. Es común que le maltrate o acose, que se le obliga
a renunciar o aceptar condiciones cada vez más desmejoradas y un largo etcétera
que preocupa.
Desafortunadamente la mayoría de los trabajadores ni
siquiera intentan hacer valer sus derechos, tal vez por el temor a quedar sin
trabajo, trabajo que hoy es supremamente difícil conseguir. O tal vez se
desanima ante un sistema judicial que muy poca soluciones brindan a los
trabajadores. Un proceso laboral es largo y costoso, y en muchos casos
infructuoso si el caso es contra una empresa grande que tiene dinero e
influencias. Muchas veces la inoperancia absoluta del ministerio de la
protección social es suficiente para que un trabajador desista de cualquier
querella contra su empleador. Todo esto ha llevado que muchos empleados vean
sus “derechos” laborales como un imposible.
Y parece ser que muchos empleadores se han dado cuenta de
ello. La probabilidad de que un trabajador demande judicialmente a su empleador
es muy baja. Y sí lo demanda, la probabilidad de tener éxito no es muy
alentadora, aún en casos en que las pruebas y los hechos hablan por sí
solos. Con un panorama así, el riesgo es
mínimo frente a los beneficios económicos de incumplir la legislación laboral.
La gran mayoría de los trabajadores colombianos apenas
devengan un salario mínimo, lo que hace improbable que alguien tenga el ánimo
de luchar por tan poco y con tan poca posibilidad de éxito. Hay que tener en
cuenta que con un salario mínimo, a muchas personas no les sobra ni para pagar
un taxi para buscar un abogado, mucho menos para contratarlo o para perder
tiempo reuniendo papeles y pruebas.